Enrique Rodríguez Cal,
Dacal,
estaba a punto de cumplir 21 años cuando ganó su medalla de bronce en los
Juegos de Munich. Dacal repitió participación en Montreal-76 y, desde entonces,
ningún asturiano había pisado cuadriláteros olímpicos. Hasta que llegó Jonathan Alonso, que con 21 años sueña
con repetir la hazaña del candasín. Jonathan es un reflejo de los tiempos que
corren. Mezcla la frescura y desparpajo caribeños (nació en Santo Domingo) con
el rigor de la preparación europea. Se entrena al límite y acepta duros
sacrificios para mantenerse en su peso (64 kilos) y tiene tiempo para estudiar
y hacer carrera como modelo profesional. Hoy (15.45), frente al iraní Mehdi Toloutibandpi, espera mantener su
tradición.
«Siempre gané el primer combate», explica Alonso haciendo un
guiño al destino. «Hasta ahora voy al cien por ciento. Gané el primer combate
que disputé, el de mi primer torneo, el de mi primer Campeonato de España y
también el del Mundial en el que conseguí la clasificación olímpica». Así que
Jonathan, tan atrevido como sensato, espera que los Juegos no le corten la
racha: «Mi rival es agresivo y fuerte, así que tendré que explotar mi talento:
explosividad y velocidad». Manuel
Berdonde, el técnico del equipo nacional, habla maravillas de Alonso: «Es
un boxeador con estrella, muy armonioso, con talento natural, un deportista
nato desde pequeño».
Jonathan Alonso se toma tan en serio el torneo olímpico que
hoy va a tener menos problemas que nunca para dar el peso reglamentario de su
categoría, el peso superligero (64 kilos). Al asturiano le supone tanto
sacrificio que hace unos meses daba por seguro su paso al welter (69 kilos),
tras los Juegos. Ahora, aconsejado por su descubridor y primer entrenador,
Oliver Sánchez, ya no lo tiene tan claro. Si sigue su progresión llegaría a la
siguiente cita olímpica (Brasil 2016) con 25 años y muchas más opciones de
pelear por las medallas en su peso actual.
De momento ocupa el puesto número 47 en el ranking mundial,
un gran logro para un boxeador tan joven y que apenas lleva cuatro años a alto
nivel. Sabe que, si gana hoy al iraní, le espera un cruce complicado en octavos
de final, frente al estadounidense Jamel
Herring o el kazajo Daniyar
Yeleussinov. Jonatahan necesita ganar tres combates para optar a las
medallas, algo que todavía ve muy lejano. Pero sin descartar nada porque, como
explica muy gráficamente cuando le piden la razón de dedicarse al boxeo,
Jonathan se pone trascendente: «Porque es un deporte de gladiadores y
ganadores. Porque, aunque esté mal visto entre mucha gente, es precioso. Y,
sobre todo, porque lo llevamos dentro».
fuente: lne
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